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martes, 12 de diciembre de 2017

LA PRIMERA FALLA DE LOS FERROVIARIOS DE VALENCIA

Archivo Falla Ferroviaria

1931 - La imagen del tren ha sido frecuentemente utilizada para satirizar costumbres, proyectos cuya realización se eternizan y hechos de diversa índole. Según las crónicas, la pionera fue en 1884 la comisión de la céntrica plaza de la Reina de Valencia, a la que siguieron otras en 1912, 1923 y un largo etcétera que sería prolijo enumerar.

A los ferroviarios que les apetecía ser falleros se apuntaban a una comisión de las muchas que había en Valencia, pero con el auge de la fiesta en el siglo veinte y la llegada de trenes falleros a partir de 1927 promovidos por la Sociedad Valenciana Fomento del Turismo, los trabajadores de la Compañía del Norte sintieron el gusanillo de tener falla propia.

El primer intento lo realizaron en 1931 con el lema “Tot lo mon viatja” que materializó en monumento efímero el artista Antonio Just Gimeno, quien tuvo que ser ayudado por el personal de Material y Tracción para que estuviera terminada para el día de la plantá en el patio de coches de la Estación del Norte. Encima de una locomotora de vapor había un gran ninot con una maleta abierta de la que salían pequeños muñequitos representando a viajeros de numerosas procedencias, y delante una mujer alada simbolizando el progreso. Plantaron fuera de concurso y los actos programados por la comisión estuvieron amenizados por la banda de música de Tabernes de Valldigna, dirigida por José Tormo, quien compuso un pasodoble dedicado a la falla.

Ya en época de Renfe los ferroviarios de la Estación del Norte lo intentaron en 1944, 1948 y 1961, con buenas fallas y éxito de reconocimientos pese a plantar fuera de concurso, pero tuvieron que esperar a 1972 para que llegara la continuidad y en la sección especial hasta 1991, año en el que estuvo a punto de desaparecer la comisión al desalojarlos Renfe de las dependencias donde tenían su sede desde el año 1972 y dificultarles la venta de lotería a toda España, que era su principal fuente de financiación. Pero La Ferroviaria, oficialmente Bailén-Xátiva, resistió, se abrió al barrio y para acomodarse a modestos presupuestos descendieron varios peldaños en el escalafón de secciones falleras. Actualmente es un colectivo con amplia representación de actividades laborales además de ferroviarios de Renfe y FGV.

Su falla de 1973, construida por el artista José Martínez Mollá con el lema “Publicitat” y aludiendo al exceso de publicidad televisiva, acaparó el máximo galardón fallero junto a otros muy importantes premios del Ministerio de Información y Turismo, del Círculo de Bellas Artes y de otras entidades.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel


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