jueves, 14 de diciembre de 2017

EL HOMBRE DE SAMBOROMBÓN, LA PERLA DE LA COLECCIÓN


Archivo Municipal


1920 Ca. - La visita al Museo Paleontológico de Valencia situado en el Almudín era de visita obligada en los años juveniles asociada a la clase de Ciencias Naturales, al igual que al Jardín Botánico con el “deber” de recoger hojas en sus diferentes especies, fueran carnosas, nerviosas, lanceoladas, acorazonadas, etc.

Sin embargo, ante los  huesos de múltiples especies, cráneos, esqueletos, animales fosilizados  nada había que coger: tan sólo observar y tomar notas de cuanto llamaba nuestra atención para el posterior relato con la pretensión del sobresaliente.

Pero la “perla de la colección” junto a la fascinación del megaterio era un esqueleto  humano fosilizado que había llegado a Valencia en 1889 desde Argentina de la mano del ingeniero Rodrigo Botet tras su paso por Sudamérica. Datado en un principio de la Era Terciaria, fue conocido como el hombre de Samborombón: un arroyo del sur de Buenos Aires.

Pronto surgió la polémica, pues al comienzo del siglo XX el catedrático Eduardo Boscá se reafirmaba en la datación, mientras que el médico Faustino Barberá, junto a estudiosos jesuitas, situaban al esqueleto en el cuaternario en su reconocimiento como Homo Sapiens.

La polémica se mantuvo durante un par de décadas, participando en la misma otros prestigiosos profesores. Las motivaciones religiosas ocuparon el centro del debate, mientras que Eduardo Boscá iba abandonando la idea de que “la perla de la colección” perteneciera a época tan antigua.

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