miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA CIUDAD DE LAS MIL TORRES

Archivo Rafael Solaz

Gran parte de la cartografía de la ciudad de Valencia está orientada tomando como pedestal el cauce del río Turia. Así lo plasmó Wyngaerde en su "real encargo" del siglo XVI, la primera representación gráfica de la ciudad con el río Turia en primer término que abraza la urbe y la perspectiva del mar al fondo por el que se explaya.

Obedece ello al origen fundacional de la ciudad cuando el discurrir del río se abre en dos brazos y un cónsul romano fija su mirada en el centro de una isla fluvial.

Pero tras el pintor flamenco la ciudad crece, y en especial hacia lo alto, sumando a sus vetustas torres nuevas cúpulas y campanarios que alcanzaría su impronta a mediados del XIX como se muestra exuberante en la xirografía anónima que ofreció la revista el Liceo Valenciano en 1841.

Paredones, pretiles y bolas; puentes, casilicios y escalinatas; un friso de vida ante una ciudad, "la de las mil torres”, que como tal reconocieron los viajeros de antiguo que llegaban hasta los pies de su muralla.

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