1920 - Septiembre - Las Provincias
viernes, 30 de septiembre de 2016
jueves, 29 de septiembre de 2016
LLEGADA HERIDOS DE MELILLA
Foto de Moroder
1909 - El 31 de agosto se había anunciado la salida desde Melilla y para
Valencia del trasatlántico "Cataluña" con ciento nueve convalecientes
que iban a ser trasladados desde los hospitales de Chafarinas y de la misma ciudad
melillense, donde en unos días de temporal hubo que reforzar las tiendas de
campaña mientras los trabajos de futuras operaciones bélicas eran retrasados,
no así los barcos fondeados por Alhucemas de los que se veían el resplandor de
los cañonazos dirigidos contra los
aduares próximos.
La llegada al puerto de Valencia era esperada al día
siguiente y el pueblo valenciano acudió en masa a su recibimiento, ocupando en
su totalidad los muelles y andenes. El cronista exaltaba la condición humilde
de los congregados, quienes daban muestra de un gran patriotismo, haciendo
hincapié que en "sus sentimientos puros y elevados, nada tiene que
envidiar la clase proletaria de Valencia a los demás pueblos de España".
El desembarco de heridos en el muelle de Poniente se hizo
con rapidez, ayudados por personal de la
Cruz Roja, carabineros y soldados. Bien a pie, ayudados en brazos de los
compañeros y en camillas, los llegados fueron trasladados al tren situado junto
al Restaurante Miramar por la vía de la Junta de Obras del Puerto. Frente a la
Sociedad Marina Auxiliante se detuvo el tren para alojar veinte heridos que
quedaron a disposición de la Cruz Roja, continuando el tren su marcha para alojar al resto de heridos en su final destino del Hospital Militar.
La Compañía General de Tranvías Eléctricos, en su
contribución a la repatriación de los heridos, dispuso que hasta nueva orden
gozaran de desplazamientos gratuitos en "la línea general del Grao y en
los coches llamados imperiales, a los camilleros de aquella institución que
vistan el uniforme completo". Igualmente se les permitía portarán las
camillas, "a condición de que éstas vayan desarmadas". Se referían a
quienes prestaban su servicio en el Hospital establecido en la playa del
Cabanyal.
La fotografía de Moroder de 1909 nos ofrece el aspecto del
puerto ante una de las llegadas de heridos.
miércoles, 28 de septiembre de 2016
martes, 27 de septiembre de 2016
EL PUENTE DE LA TRINIDAD. SIN CASILICIOS.
1935 Ca. - Sin duda el emplazamiento de este puente tuvo mucho que ver
con el cardo romano que partiendo del núcleo fundacional de la ciudad, nacía un camino en dirección norte, enfilado hacia el río, que lo más
probable fuera el que diera pie a la actual
calle Salvador.
El puente de la Trinidad es el más antiguo de Valencia,
llamado en su origen “dels catalans” por el arrabal a su proximidad donde habitaban
los repobladores llegados de aquellas tierras. El que existía en un principio fue arrastrado por la riada de 1321 y diversas avenidas durante el XIV frenaron su construcción ya en piedra que se iba consolidando.
Su fábrica fue adquiriendo solidez aunque en el inicio del XV, en 1401, aún no estaba terminado. Sus piedras resistieron las frecuente subidas de las aguas durante todo el siglo, pero la fuerte avenida de 1517 hizo que perdiera un arco, quizá por la existencia de dos escaleras al cauce que hicieron de contrafuerte. Con la restauración de entonces, su aspecto ha llegado hasta nuestros días.
A excepción del baile de estatuas sobre sus barandas, iniciado con la instalación de las primeras imágenes, bajo casilicios instaladas en 1722 en recuerdo de San Bernardo y de sus hermanas las Santas María y Gracia -hubo el deseo en 1614 de colocar la imagen de la Santísima Trinidad, intento que fracasó- dañadas durante la Guerra de la Independencia y derribadas durante las guerras carlistas. Más de una centuria después, desde el 13 de marzo de 1945, ocupan en nuevos pedestales a Santo Tomás de Villanueva y San Luis Beltrán, monumentos que habían abandonado el puente de San José cuando su ampliación de 1906, imágenes construidas por las manos del escultor italiano Ponzanelli.
Su fábrica fue adquiriendo solidez aunque en el inicio del XV, en 1401, aún no estaba terminado. Sus piedras resistieron las frecuente subidas de las aguas durante todo el siglo, pero la fuerte avenida de 1517 hizo que perdiera un arco, quizá por la existencia de dos escaleras al cauce que hicieron de contrafuerte. Con la restauración de entonces, su aspecto ha llegado hasta nuestros días.
A excepción del baile de estatuas sobre sus barandas, iniciado con la instalación de las primeras imágenes, bajo casilicios instaladas en 1722 en recuerdo de San Bernardo y de sus hermanas las Santas María y Gracia -hubo el deseo en 1614 de colocar la imagen de la Santísima Trinidad, intento que fracasó- dañadas durante la Guerra de la Independencia y derribadas durante las guerras carlistas. Más de una centuria después, desde el 13 de marzo de 1945, ocupan en nuevos pedestales a Santo Tomás de Villanueva y San Luis Beltrán, monumentos que habían abandonado el puente de San José cuando su ampliación de 1906, imágenes construidas por las manos del escultor italiano Ponzanelli.
Puente de la Trinidad al encuentro con el Convento trinitario del siglo XV del que
recibió su nombre.
lunes, 26 de septiembre de 2016
domingo, 25 de septiembre de 2016
BLASCO IBÁÑEZ VUELVE A VALENCIA
Foto de Barberá Masip
Tras su frustrada campaña en Corrientes, Argentina, Vicente
Blasco Ibáñez se afincó en París donde la guerra europea instalada en la
noticia iba a convertirse en el más eficaz medio para sanear su maltrecha
economía, gracias a sus crónicas que iban a ser muy requeridas por la prensa americana.
Blasco Ibáñez tenía deseos de volver a su tierra, a
Valencia, y en especial por ver a sus hijos.
Un 13 de junio de 1915, domingo, llegó a la estación del Norte situada entonces en la plaza Castelar,
cuya puerta principal daba al amplio solar donde se iba a construir el Palacio
de Correos y Telecomunicaciones de Valencia
Pese a que sus
seguidores estaban encantados con su llegada, el Diario de Valencia dirigido por el periodista Martín Mengod habia iniciado una fuerte campaña contra su persona. La crítica estaba fundamentada con el bulo sobre Blasco Ibáñez a quien se le acusaba de pronunciarse en contra de la neutralidad del gobierno
español ante la guerra, lo que obligó al desmentido por el propio
Blasco por esta falsa acusación, quien mantenía la no intervención por los beneficios que reportaba a los intereses nacionales.
A su llegada y por orden del gobernador civil Sr. Tejón, empeñado en mantener
el orden en la ciudad, se dispuso de grandes
medidas de seguridad con la presencia de retenes en diferentes puntos de la
ciudad: calles de Lauria, Ribera, Sagasta, Pascual y Genís, Barcas frente a "la Morera" y el Royalty, solar de Correos y la misma Estación, que fue tomada militarmente.
La estancia de Blasco fue de apenas una semana, y el sábado
19 a bordo del buque Villarreal, ofrecido por J. J. Domine, embarcó hacia
Barcelona no sin antes, otra vez, las fuerzas de la Benemérita hicieron acto de
presencia, tanto en la ciudad como en las inmediaciones del puerto.
Una cena en su homenaje en el Jai-Alai, amenizada por la Banda Municipal, anunciada para la víspera del final de su corta estancia, fue prohibida por la autoridad, al igual que un mitin a celebrar el día 20, el inmediato a su marcha, como protesta por el trato que había recibido el novelista en aquellos días de estancia.
Aquellos días de Blasco Ibáñez en su ciudad significaron los de una calurosa acogida, pese a la campaña en su contra, con gran número de agasajos, sin que hubiera ocasión a perturbaciones del orden público.
Una cena en su homenaje en el Jai-Alai, amenizada por la Banda Municipal, anunciada para la víspera del final de su corta estancia, fue prohibida por la autoridad, al igual que un mitin a celebrar el día 20, el inmediato a su marcha, como protesta por el trato que había recibido el novelista en aquellos días de estancia.
Aquellos días de Blasco Ibáñez en su ciudad significaron los de una calurosa acogida, pese a la campaña en su contra, con gran número de agasajos, sin que hubiera ocasión a perturbaciones del orden público.
En la foto de Barberá Masip, vemos el recibimiento de sus seguidores ante la puerta de la Estación del Norte, donde, por cierto, se había prohibido la concentración de personas.
sábado, 24 de septiembre de 2016
viernes, 23 de septiembre de 2016
EL MERCADO DE ABASTOS POR LA RONDA DEL CINCO.
Archivo Municipal
1945 Ca. - El 19 de junio de 1908 fue inaugurado el Mercado de Abastos en la plaza de la Beneficencia, frente al “Matadero Viejo”, donde se impartía la docencia en el nuevo Colegio Cervantes. Ya desde el primer momento hubo quejas por parte de los abastecedores, toda vez que no reunía las condiciones adecuadas. Apena llovía, el lugar se convertía en un lodazal por estar medio adoquinado, con serios problemas para las tareas de carga y descarga y para la salud pública vecinal, muy preocupada por la situación.
Estos hechos los denunciaba la prensa, que consideraba
indispensable la corrección de sus anomalías, haciendo alusión a la necesidad de que el alcalde visitara la zona, tanto de día como de noche,
para convencerse de que la razón asistía a los interesados y “disponga que se
subsanen las deficiencias apuntadas.
Con el traslado del Mercado de Abastos desde su anterior
emplazamiento de la plaza de Encarnación, básicamente suponía rotar los
problemas al nuevo lugar, muy cercano, situado en la misma ronda de la
derruida muralla cristiana. Su carácter provisional llevaba implícito la
búsqueda de un lugar más adecuado. Tuvieron que pasar unos cuantos años.
No sería hasta el 12 noviembre de 1923 cuando el alcalde Juan Avilés inauguró su nuevo emplazamiento (curiosamente y por tercera ocasión en la misma ronda) en un solar junto a la Iglesia de San Agustín, producto de la desamortización de Mendizábal, cuyas instalaciones del antiguo convento agustino habían servido de cárcel hasta su demolición en 1904.
Su adecuación a las necesidades del nuevo Mercado de Abastos no fue muy costosa, pues se contaba con la Casa del Pueblo -en su construcción cercana durante aquellos años, aunque nunca llegase el momento de su inauguración- como cobijo en caso de lluvia.
No sería hasta el 12 noviembre de 1923 cuando el alcalde Juan Avilés inauguró su nuevo emplazamiento (curiosamente y por tercera ocasión en la misma ronda) en un solar junto a la Iglesia de San Agustín, producto de la desamortización de Mendizábal, cuyas instalaciones del antiguo convento agustino habían servido de cárcel hasta su demolición en 1904.
Su adecuación a las necesidades del nuevo Mercado de Abastos no fue muy costosa, pues se contaba con la Casa del Pueblo -en su construcción cercana durante aquellos años, aunque nunca llegase el momento de su inauguración- como cobijo en caso de lluvia.
Y allí estuvo hasta su traslado a Arrancapins en 1948.
jueves, 22 de septiembre de 2016
miércoles, 21 de septiembre de 2016
EL APEADERO DE BENICALAP Y SU PASO A NIVEL
Foto de Esteban Gonzalo
1990 - Para captar los potenciales viajeros del gran aumento
demográfico de Benicalap, barrio del norte de la capital valenciana, la
Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia (CTFV) puso en servicio a
partir del 12 de marzo de 1944 un apeadero para que se detuvieran, tanto a la
ida como en su retorno, los trenes de viajeros de la línea férrea de vía
estrecha que había entre las estaciones de Valencia-Pont de Fusta y la de
Empalme, lugar donde se bifurcaban los trazados hacia Bétera por Moncada y a
Líria por Paterna. Incluso en el decenio siguiente pusieron en servicio el
también apeadero Alquerías en la continuación hacia Empalme, actual calle
Florista con doble vía de tranvía.
A partir del 8 de octubre de 1988 las líneas férreas
mencionadas fueron unidas mediante un túnel bajo viarios de Valencia con el
trazado que por el sur llega hasta Villanueva de Castellón, y Benicalap quedó
para atender únicamente los servicios, que cada quince minutos y en ambos
sentidos, recorrieron adaptados tranvías belgas, popularmente Fabiolos, los
diez kilómetros entre la mencionada Empalme (durante un tiempo Ademuz), la
terminal Pont de Fusta y El Grao, hasta la supresión de la línea a partir del
31 de enero de 1990 para la búsqueda de una solución al casi continuo paso a nivel
en el que se había convertido su trazado por la expansión urbana capitalina. La
sustitución llegó el 21 de mayo de 1994 con modernos tranvías integrados en los
viarios urbanizados.
Foto de Esteban Gonzalo
En Benicalap desaparecieron los trenes, quitaron los
antiguos raíles ferroviarios y tranviarios y derribaron el edificio con su
torreta donde un empleado bajaba y subía las barreras para que pasaran los
convoyes que cruzaban la avenida de Burjassot, que en 1963 eran 18 veces cada
hora durante dieciocho horas diarias, y sólo 8 veces, también cada hora, a
partir del 8 de octubre de 1988.
Raíles ferroviarios que estuvieron atravesados por los del
tranvía que entre el 27 de abril de 1889 y el 31 de diciembre de 1955 comunicó
el centro histórico de Valencia con Burjassot y Godella y utilizó tracción
animal hasta 1912 y eléctrica el resto de su vida activa.
Ciento veintitrés años (descontados de 1990 a 1994) con los
raíles formando parte del barrio y con una particularidad añadida, la
exclusividad al voltaje de 600 voltios corriente continua en los desaparecidos
trenets y en los tranvías antiguos y modernos.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
martes, 20 de septiembre de 2016
lunes, 19 de septiembre de 2016
LA HUELGA GENERAL CON SAN AGUSTÍN COMO EPICENTRO
Archivo Municipal
1911 - En septiembre de aquel año la situación en España era
muy convulsa, entre otras razones la guerra de Marruecos era un caldo de
cultivo para los sindicatos, propiciando así una huelga general de la que se
hacía eco el diario El Pueblo en su víspera. Informaba del movimiento obrero concentrado en la Casa del Pueblo que con extraordinaria animación decidían su inicio. Por
el informe de un policía asistente al encuentro, el Gobernador tuvo su cumplido
conocimiento, quien aseguró a la Compañía de Tranvías y a la opinión pública
que se iban a tomar toda clase de precauciones para asegurar el orden público.
Para tal fin, la autoridad militar dispuso sus fuerzas en la
plaza de la Constitución junto a la Catedral, en la plaza de la Reina y calle
San Vicente, también ante la Estación del Norte, otras estaciones ferroviarias
y edificios públicos. Estratégicamente se situaron dos cañones en la embocadura
de la calle Pi y Margall enfilando su puntería hacia la barriada de Ruzafa, y
otros dos en la calle Játiva en dirección a la Estación, junto a la plaza de
Toros que había sido tomada como alojo del cuerpo de Artillería. Ante el cariz
de los acontecimientos nuevas piezas fueron situadas, una frente a la calle
Quevedo y otra ante la de Gracia. Por considerarlas insuficientes, también
hicieron acto de presencia nuevas dotaciones a la altura de la calle Espartero, junto a la Facultad de
Medicina, y en la misma plaza de San Agustín, núcleo de la concentración, apuntando la calle San Vicente llamada extramuros.
La jornada del dia 19 fue crítica con muchos disparos y numerosos heridos
que huían de la zona. Uno de ellos cayó junto al urinario de la calle Guillém
de Castro, donde permaneció desangrándose durante unos cuarenta minutos.
Trasladado al Hospital falleció a su entrada. Inspeccionado el mingitorio junto
San Agustín por parte del redactor de El Pueblo, no encontró en el mismo señal
alguna de bala.
Ante los graves sucesos, la Cruz Roja se instaló en la
calles San Vicente, Gracia y Quevedo, mientras se duplicó el personal sanitario
del Hospital debido al mayor número de heridos que acudían al centro.
Vemos en la imagen el aspecto del urinario cuando es utilizado por una persona para su alivio en un día cualquiera.
domingo, 18 de septiembre de 2016
sábado, 17 de septiembre de 2016
UNA PLACA A GUILLEM DE CASTRO
Archivo Muicipal
El Siglo de Oro de la Lengua Castellana del XVI había bebido
del existente con doscientos años de anterioridad, expresado como el de la Lengua Valenciana. Siglo aquel al que contribuyeron con mayor reconocimiento los valencianos Virues,
Timoneda y Guillén de Castro, entre otros. Los tres y en su homenaje, se les honra en la actualidad con calles
en nuestra ciudad.
En 1931 en un año de gran actividad para homenajear a
valencianos ilustres se acordó por parte del Ayuntamiento colocar una lápida en
la calle con su nombre al literato de la Lengua Castellana, Guillén de Castro,
quien también había formado parte de la “Academia de los Nocturnos” con el
seudónimo “Secreto”, centro cultural y literario de primer orden de finales del
XVI.
La lápida, obra del escultor Carmelo Vicent, y con carácter
provisional, fue instalada en la pared de la Iglesia de San Agustín, llamada a
su ubicación definitiva en un edificio en construcción, justo enfrente del
templo agustino.
El 28 de julio de aquel año, tras interpretar la Banda
Municipal “Lo cant del Valenciá”, y por parte del secretario Sr. Larrea
acometer la lectura del acta, el Alcalde Sr.
Trigo pronunció un breve discurso para proceder al descubrimiento de la
lápida mientras se interpretaba la Marcha de la Ciudad a los acordes de
timbales y clarines.
El acto fue muy concurrido con asistencia de número público
ante la presencia, como era habitual en estos casos, de las primeras
autoridades y representantes de otras de entidades culturales.
Acompañaron al Alcalde Sr. Trigo varios concejales. El
Gobernador Sr. Rubio, por la Comandancia
el Sr. Riquelme, por la Audiencia el Sr.
Suárez de Fraga y por el Arzobispado
el canónigo Manuel Pérez, representaban las fuerzas vivas de la ciudad, a las
que se unieron encomendados de la Academia de Bellas Artes y de la Asociación
de Profesores de Orquesta. No faltaron el Sr.
Cebrián Mezquita, cronista de la ciudad y el cura párroco de San
Agustín, así como otros invitados.
Finalmente, el síndico del Ayuntamiento D. Joaquín Reig, en
lengua Valenciana, exhortó la figura
literaria de Guillén de Castro, quien había recibido muchas alabanzas por parte
de sus coetáneos Cervantes y Lope de Vega, tal y como recordó el orador para
dar finalizado el acto con la interpretación de “La entrá de la murta” por la
Banda Municipal y una gran aplauso del numeroso público asistente, pese al
fuerte calor reinante en la mañana de aquel martes de Julio.
viernes, 16 de septiembre de 2016
jueves, 15 de septiembre de 2016
EL CINEMA GOYA
1931 - En junio de 1931 tan solo cuatro cines anunciaban su
oferta de cine sonoro en el diario Las Provincias: el Coliseum, el Capitol, el Lírico y el Olympia.
Muy pronto un nuevo cine se iba a sumar a la magia del
sonido y así, el 15 de septiembre, el Goya incorporaba en su sala el sonoro, cinema que había sido inaugurado el 14 de marzo de aquel año en la calle Burriana, en
su chaflán con la avenida Victoria Eugenia con sus proyecciones en mudo.
Propiedad de los hermanos Bonell, el cine Goya que tenía la
condición de los de reestreno, sin embargo fue dotado de una sobria decoración, con un muy
buen sistema de calefacción al servicio de una barriada aristocrática que en
su correspondencia ofrecía una clientela selecta y asidua.
Para la instalación del sonoro los hermanos Bonell
adquirieron el equipo “R.C.A. PHOTOPHONE”, último avance en el género, en una
apuesta arriesgada aunque la zona y sus clientes la merecían.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
martes, 13 de septiembre de 2016
EL PUENTE DE SAN JOSÉ
Archivo Municipal
El ensanche de la ciudad por la zona de la morería se
produjo a finales del siglo XIV y tuvieron que pasar cien años para que se
constate la existencia de un puente que en principio había sido de madera, en
1486.
Los Jurados decidieron en 1500 la construcción de un paso de
piedra que, ejecutado a ritmo lento, la riada de 1517 se llevó por delante lo realizado hasta entonces. La obra del nuevo puente y de mayor consistencia se hizo
esperar, pues no sería hasta el siguiente siglo cuando se inició su fábrica que verían la finalización en 1607.
Sobre sus barandas se colocaron en 1694 las estatuas de mármol en homenaje a Santo Tomás de Villanueva y San Luis Beltrán (donde según el plano de Manceli de 1608 figuraban sendas cruces) donde permanecerían hasta 1906, que con el ensanche de puente y la colocación de barandillas de hierro, motivaron su traslado al Museo de Bellas Artes en espera de destino. El puente de la Trinidad en 1945 sería el definitivo.
En 1951 haciendo honor a su nombre fue colocada la estatua de San José del escultor Octavio Vicent Cortina sobre la baranda que recientemente habían vuelto a su condición de piedra para sustituir las de hierro, dañadas por la última riada de 1949.
lunes, 12 de septiembre de 2016
domingo, 11 de septiembre de 2016
SOBRE LA EDUCACIÓN ESCOLAR EN EL BARRIO DE BENICALAP - I
Años 50 - Inauguración Colegio Público Salvador Tuset - Colección Almenar Blayet
La exposición es tan solo un recordatorio nostálgico, sin mayor alcance, a la vez que homenaje a una época y unos maestros que dieron sus conocimientos en dar una formación en momentos duros, esforzándose al limite para enseñar lo que sabían a una juventud que no tenía otro objetivo que aprender los conocimientos básicos, y comenzar a aportar dinero a la familia que tan necesario era. Aportación económica que por poco que fuera servía de mucho. Abandonaban los bancos escolares y entraban de aprendiz de un oficio. La información recogida es a través de antiguos colegiales hoy septuagenarios y octogenarios que en su momento estuvieron sentados en las aulas de estos colegios.
ESCUELAS NACIONALES
Estuvieron ubicadas en la Avenida de Burjasot frente al horno de las Rejas y esquina con la actual calle del Pintor Matarana.
Los alumnos estaban separados. Los niños asistían a las clases en la planta baja y las niñas en la primera planta. Recuerdan que habían entre los alumnos dos grados de formación impartidos por dos maestros.
Las “primeras letras” las enseñaba D. Miguel Galán de grata memoria y que actualmente tiene rotulada una calle del barrio a instancias de los antiguos colegiales. Cuando se alcanzaba el nivel determinado de conocimientos se pasaba a D. Joaquín Llobell donde se impartía una formación más avanzada. Cabe recordar que D. Joaquín Llobell casó con Carmen Tuset, hija del pintor Tuset y que siguió adelante su formación licenciándose en Derecho y aprobando las oposiciones de Fiscal ejerciendo como tal en la Audiencia de Valencia.
Cuando se terminaba la formación en el barrio, los alumnos se “ponían a trabajar” o caso de seguir adelante en los estudios se matriculaban en los Salesianos de la calle Sagunto como internos o externos. Por otra parte, las niñas recibían formación elemental y “costura” en la primera planta del edificio de las escuelas. Durante muchos años Dª Lola era la maestra por excelencia de su formación. Estas escuelas fueron el punto de partida de la eliminación del analfabetismo en la zona. Si bien no se alcanzaban grandes conocimientos, sí los elementales y sobre todo las cuatro reglas con los que defenderse en el día a día.
Este espacio quedó obsoleto, construyéndose las actuales escuelas públicas en los años 50, cuyo acto inaugural vemos en la foto.
Texto de Eduardo Donderis Folgado
Texto de Eduardo Donderis Folgado
sábado, 10 de septiembre de 2016
viernes, 9 de septiembre de 2016
UNA PLACA AL PERIODISTA CASTELL
Archivo Municipal
1932 - De quién fue el "Periodista Castell" y su
reconocimiento se encargó el alcalde accidental Manuel Gisbert un 2 de agosto
de aquel año cuando se descubrió en su memoria una lápida del escultor Ignacio
Pinazo en la calle Convento Santa Clara, en su esquina a la Avenida Salmerón,
que veía así cambiar su nombre por el del que fuera catedrático de Química y
también político, además de fundador del periódico El Mercantil Valenciano;
rotulación que figuraría en el nomenclátor de la ciudad hasta 1939, terminada
la guerra civil.
Ya hubo intención hacía años por parte del Ayuntamiento de tendencia
republicana de rotular la calle en su recuerdo, pero el periodo bajo el mando
de Primo de Rivera lo impidió. Con este preámbulo iniciaba su locución un
redactor del Mercantil Valenciano para glosar la capacidad intelectual y afán
de trabajo del homenajeado, una vez descubierta la lápida a los acordes de la
Marcha de la Ciudad ante una numerosa concurrencia. Contó el acto con una gran
representación sobre el estrado de diversas entidades, tales como la Cámara de
Comercio, la Escuela Industrial, el Colegio Médico, la Sociedad Coral El
Micalet, el Partido Federal, Acción
Republicana, el Conservatorio de Música, entre otras. Por parte del
Ayuntamiento, junto a su Alcalde, asistieron algunos de sus concejales, el cronista de la ciudad Sr. Cebrián Mezquita y el secretario Sr. Larrea.
Tomó a continuación la palabra el Rector de la Universidad,
don Juan Peset, quien trazó a grandes rasgos la biografía del doctor Castell,
hijo de un farmacéutico de Alcoy, que había conseguido las carreras de Ciencia
y Farmacia, para ejercer como profesor de esta ultima Facultad, para lograr
finalmente su cátedra en la Universidad de Valencia. El rector Peset también se
refirió a su personalidad periodística como fundador de su propio diario.
Cerró tan emotivo acto el alcalde Gisbert ensalzando la
figura de Castell como hombre de ciencia y político, compañero de Pi y Margall
y de Salmerón, quienes a la postre tenían sus respectivas calles en la ciudad, adyacentes a la que se estrenaba, recordando
su compromiso a favor de la I República desde su condición de diputado por
Valencia en años monárquicos.
Con vivas al periodista Castell, a Valencia y a la República
se puso punto final al encuentro con la interpretación del Himno de Riego por
la Banda Municipal.
jueves, 8 de septiembre de 2016
miércoles, 7 de septiembre de 2016
DE BENICALAP A BÉTERA Y LLÍRIA
Foto de Esteban Gonzalo
1988 - Durante cuarenta y cuatro años y 208 días (12-03-1944 al
05-10-1988) se pudo viajar directamente con tren eléctrico desde el apeadero de
Benicalap hasta Bétera y Llíria, la primera línea contorneando por el oeste la
comarca del l’Horta Nord y la segunda remontando el valle del Turia por su
margen izquierda.
Tras la inauguración el 8 de octubre 1988 de la unión
soterrada bajo viarios de Valencia entre las estaciones de Empalme (rebautizada
Ademuz aunque con retorno posterior a su vieja denominación) y San Isidro,
pudieron hacer el mismo viaje pero transbordando en Ademuz hasta que
clausuraron el servicio de trenes-tranvías el 31 de enero de 1990 para estudiar
un transporte con capacidad y más seguridad en sustitución del casi continuo
paso a nivel en el que se había convertido el trazado de 10 km. hasta El Grao
por la expansión urbana de Valencia. La solución llegó el 21 de mayo de 1994
con el moderno tranvía y la adecuación urbanística de su recorrido que
permitió, también con transbordo en Empalme, continuar viaje por las líneas de
Bétera y Llíria. En sentido inverso el tranvía permite llegar hasta Pont de
Fusta y El Grao.
Desde el día 13 de este mes el viaje de 15 km entre las
estaciones Empalme, Burjassot, Burjassot-Godella, Godella, Rocafort,
Massarrochos, Moncada, Seminario, Masías, Psiquiàtric y Bétera, se realiza por
un tramo que ha cumplido 125 Años.
Foto de Esteban Gonzalo
Fue la primera sección abierta a la explotación de la
concesión del “Ferrocarril del Grao de Valencia a Bétera por Moncada con ramal
a Rafelbunyol”, forma parte de la línea 1 del metro desde 1988 y la
continuación entre Empalme, Valencia y El Grao fue clausurada, como he
mencionado anteriormente, el 31 de enero de 1990. En cuanto al "trenet de
Rafelbunyol", lo inauguraron en tres etapas durante el año 1893 y desde 1995
forma parte de la línea 3 de Metrovalencia.
"Trenets" que en su larga vida facilitaron el desarrollo
económico de l’Horta Nord y El Camp del Turia transportando muchos millones de
viajeros y centenares de miles de toneladas de mercancías, principalmente
cebollas y naranjas para su exportación por el puerto del Grao, cuando el
ferrocarril era el único sistema de transporte rápido frente a la lentitud de
las acémilas y los carros tirados por caballerías.
Benicalap fue testigo mudo
del paso de ristras de rojos vagones mayoritariamente hacia el puerto. El
transporte de mercancías fue suprimido en 1971 y el de viajeros aumentó su
protagonismo, principalmente tras la transformación en líneas que combinan
recorridos de metro y de suburbano, con el tranvía como línea complementaria
por el norte de Valencia.
Fotos del día 5 de octubre de 1988, último con trenes entre
Pont de Fusta, Bétera y Llíria. A las 16:20 horas entre Benicalap y Alquerías,
actual calle Florista, pasa un tren compuesto por un automotor Devis nº 51 y
recarrozados remolques 204 y 207, y 27 minutos después cruzó la avenida de
Burjassot el automotor “Bujía” nº 11 con los remolques portugués 304 y el
empalmat modernizado 210. Ambos trenes con destino Moncada-Seminario.
“Bujía”, por deformación de bogie, carretón en castellano,
uno en cada extremo sobre los que descansaban los primeros automotores del
trenet.
“Empalmats”, remolques construidos en los años cuarenta del
siglo pasado uniendo dos coches de viajeros de dos ejes.
“Portugueses”, material fabricado por Wumag de Alemania que
la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia (CTFV) compró a Portugal
donde no construyeron el ferrocarril al que iba destinado.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
martes, 6 de septiembre de 2016
lunes, 5 de septiembre de 2016
EL CARDENAL BENLLOCH, DIPLOMÁTICO EN SUDAMÉRICA
Archivo Municipal
1923 - Juan Bautista Benlloch, nacido en Valencia en 1864 en la calle de las Botellas, alumno escolapio de la calle Carniceros donde también lo fue Vicente Blasco Ibáñez con quien debió compartir claustro de recreo infantil,
había iniciado el ejercicio de su sacerdocio en la Iglesia de los Santos
Juanes, pero muy pronto, en 1899, fue encomendado a diferentes labores eclesiásticas que motivaron su salida de la ciudad.
Pronto, en 1902, fue nombrado Obispo de Solsona y cuatro años después lo sería de la Seo d’Urgel, compartiendo el cargo con el de Copríncipe de Andorra junto al Presidente de Francia. En 1917 fue designado Arzobispo de Burgos, dignidad que ocupó hasta su muerte. Con anterioridad, en 1921, había sido designado Cardenal, participando en el cónclave para la elección del Papa Pio XI al año siguiente.
Pronto, en 1902, fue nombrado Obispo de Solsona y cuatro años después lo sería de la Seo d’Urgel, compartiendo el cargo con el de Copríncipe de Andorra junto al Presidente de Francia. En 1917 fue designado Arzobispo de Burgos, dignidad que ocupó hasta su muerte. Con anterioridad, en 1921, había sido designado Cardenal, participando en el cónclave para la elección del Papa Pio XI al año siguiente.
De su autoridad diplomática nos da cumplida cuenta que en
septiembre de 1923 iniciará una misión encomendada por Alfonso XIII por tierras
sudamericanas. Viaje que se inició desde el puerto de Valencia con escalas de
breve estancia en Málaga y Cádiz, antes de tomar el rumbo hacia Canarias y
América.
La jornada del día 4 de septiembre de aquel año fue muy
emotiva para el Cardenal, que vio su inicio con una misa en la Real Capilla de
la Virgen de los Desamparados que se vio muy concurrida de fieles, atentos a
las personalidades que formaban su séquito como embajador extraordinario. Los
balcones de la plaza de la Constitución lucían adornados con cubres y
colgaduras, propios de los mejores días de fiesta.
Hubo comida de despedida ofrecida por el Cardenal a las
autoridades de Valencia y Burgos en el Palace Hotel, con una asistencia
numerosisima que escucharon sus palabras, en especial de agradecimiento al
Monarca por la misión a la que se veía
encomendado, para la que iba a tener el apoyo de un Estado Mayor formado
por religiosos escolapios, dominicos, jesuitas, mercedarios y carmelitas de
origen español, dispuesto a estrechar lazos con la repúblicas hispano
americanas.
Archivo Municipal
Tras una nueva visita a la Virgen, la emoción de la
despedida se trasladó al puerto donde se había habilitado la Estación Marítima
para una recepción a la cuantiosa concurrencia de la vida social, militar,
política, cultural y religiosa de Valencia,
deseosa de saludar al Cardenal durante sus últimas horas, antes de la
marcha.
Inicio de un viaje a bordo del Reina Victoria que, vistosamente iluminado, partía a
las 0,30 horas, con la atención por parte de la Compañía Trasatlántica que lo había dispuesto reduciendo el precio del pasaje.
domingo, 4 de septiembre de 2016
sábado, 3 de septiembre de 2016
EL NAVÍO DE LA PECHINA
Archivo Municipal
1940 Ca. - La llegada a Valencia a través del río Turia de la madera del marquesado de Moya y de la serranía valenciana era todo un espectáculo.
Antonio José Cavanilles mencionaba que su paso por los cañones de Chulilla era
un acontecimiento interesante. Pero su llegada al “cap i casal” no lo era
menos.
Una vez vencido el azud de Rovella de 1686, el cauce permanecía libre
de obstáculos hasta el Puente de San José y el paseo de la Pechina era el lugar
apropiado donde los vocales de la Junta de Murs i Valls acudían para inspeccionar el paso de las maderadas en su entrada en la ciudad.
Zona que conserva sus canapés o bancos de piedra construidos por el solaz existente. Entre ellos y
el de mayor ornato el conocido como “el navío”, estaba situado al final del primer
tramo del pretil derecho (el izquierdo estaba ausente de pretiles hasta el puente
de San José) donde se producía una pendiente con bajada al río. El nombre se
debe a su respaldo que nos recuerda la popa de un barco con la leyenda “estoy
aquí para que descanses”, indicando el año de 1757.
"Navío" que había sido trasladado a los Jardines del Real y tras unos años de estancia fue devuelto a su origen del paseo de la Pechina en 1931.
"Navío" que había sido trasladado a los Jardines del Real y tras unos años de estancia fue devuelto a su origen del paseo de la Pechina en 1931.
En las fotos de la década de los 40 se observa “el navío” en fase de remodelación. Junto a él, un banco barroco de 1756 utilizado por los vocales de la citada Junta, que en la actualidad se puede contemplar frente al colegio "9 de Octubre". Obras que una vez concluidas
fijarían una bajada al cauce, a semejanza de la antigua, hasta la riada de 1957 que la arrasó.
En la actualidad y desde principios de los sesenta del
pasado siglo se conserva la pétrea popa en el jardincillo frente al Palacio del
Temple, junto al pretil del río que su original naturaleza y función ornamental
aconseja.
viernes, 2 de septiembre de 2016
jueves, 1 de septiembre de 2016
LA ESCUELA NORMAL
Al amparo de la Ley Moyano de 1857 se auspició en Valencia la Escuela Normal Femenina que tardaría más de una década para su entrada en funcionamiento. Uno de los miembros de la Sociedad Económica de Amigos del País y a su vez Rector de la Universidad de Valencia, fue el gran valedor del proyecto.
Por decisión del Ayuntamiento, la Escuela se ubicó en las
plantas segunda y tercera de la Casa de Enseñanza de la calle de la Sangre,
lugar que a su vez era utilizado como sede de la Casa Consistorial desde hacía
muy pocos años, una vez abandonado su antiguo emplazamiento en 1858 por
derrumbe de la Casa de la Ciudad del siglo XIV, hasta entonces situada junto al
Palau.
La Escuela de la Normal, tras vencer diversas dificultades,
fue inaugurada el 5 de octubre de 1867 con la matriculación de 38 alumnas que
iban a compaginar para su mejor aprendizaje su formación teórica y práctica en
la escuela pública. Tras superar los cursos establecidos, dos para el Elemental
y un tercero para el Superior, se obtenía el título de Maestra.
A partir de la década de los treinta, la Escuela de la
Normal tuvo un largo peregrinaje con estancias en el Colegio de
los Jesuitas, convertido en Instituto Escuela tras 1932, en la Escuela de
Artesanos de la calle Pintor Sorolla durante unos meses, en un chalet de la
Alameda, calle Mariano Aser desde 1938, en la plaza del Horno de San Nicolás,
actual Colegio Peset Aleixandre donde estuvo la Escuela hasta 1957. Seriamente
afectado el edificio por la riada, la Normal se trasladó al Palacio del Temple
en sus instalaciones traseras, donde las alumnas asistían por la mañana y los
alumnos por la tarde por la obligada separación de sexos, hasta 1959 cuando la
Normal masculina se trasladó a la antigua Facultad de Medicina de Guillen de
Castro.
En 1963 continuó en su nuevo emplazamiento en Monteolivete
en un edificio de nueva construcción, donde se reencontraron ambos sexos.
La foto corresponde a 1917 cuando Angelina Carnicer era su
directora, que lo fue durante los años 1915 y 1922.
Bibliografia: Memoria de la profesora María del Carmen
Agulló Díaz
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