viernes, 6 de noviembre de 2015

LA VALENCIA DE BLASCO IBAÑEZ


Archivo Biblioteca Valenciana

En 1908 Vicente Blasco Ibáñez decidió abandonar la política. Dejaba atrás sus años de "rosarios de aurora", de rebeldías que le llevaron a la cárcel de San Gregorio, de política nacional en la Carrera de San Jerónimo, para iniciar su particular "hacer las américas", que si en un principio significó el fracaso, al final y por sus crónicas bélicas, alcanzó la fortuna aburguesando su vida con "viaje de vuelta al mundo" y retiro dorado en Mentón.

Pero en sus primeros éxitos editoriales, en Arroz y Tartana, Blasco Ibáñez refleja la Valencia del momento torno a la plaza del Mercado, que por su vecindad de la calle Jabonería Nueva, lugar de sus primeras travesuras, conoció con todo lujo de detalle, más aún por su afán por la novela costumbrista tan en boga cuando finalizaba el siglo XIX.

En la postal viajera de 1908 se concentran aquellos lugares de los que se valió nuestro famoso escritor para dar vida y enjundia al mercado, introduciendo pintorescos personajes de gran atracción popular.

De La Lonja y sentados en sus escalones de entrada, ojos ansiosos  vigilaban al "Pardalot de los Santos Juanes" esperando el milagro misericorde. A los pies de la gran fachada barroca, las covachuelas, justificaban una terraza útil para observar las almenas, gárgolas, medallones reales y las bellas tracerías. Una al otro fijaban sus miradas en golosa abundancia junto al Mercado, con su "ambiente bullicioso, sensorial y colorista de sus puestos de venta".

Al lado, el cuerpo de la guardia del Principal, donde los soldados "refrescaban los calores del verano tomando melones y sandias". Un lugar, sin duda, donde en alguna ocasión debió surgir la orden de detención a nuestro intrépido autor.

El Mercado, con "los cestones de caña de las verduleras, y su vaho de hortalizas pisoteadas y frutas maduras", con el alivio de una duna de blancos toldos, completan nuestra postal. 

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