viernes, 23 de octubre de 2015

LA FLOR DE VALENCIA

Archivo Rafael Solaz

1955 - En los años cincuenta la tecnología del TDT aún no se había adueñado del espacio y "la chispa de la vida" tenía otros registros, mientras que el "diario hablado" dejaba su punto de seriedad en las familias valencianas a cuyos hogares y a través de un pequeño aparato movido a mano a lo largo de su dial, llegaban pegadizos estribillos dispuestos a formar parte de su vidas.

Muebles Peris desde Roteros 14, la canción del Cola Cao, el borriquito de Norit, el caldito de Avecrem  e innumerables tonadillas publicitarias se mezclaban con las agudas y atipladas voces de los Boby Deglané, Pepe Iglesias a quien llamaban el Zorro o las académicas expresiones de Matías Prat que, en su mezcolanza y pese a ella, creaban un mundo de ilusión en las domésticas y débiles economías de aquellos años.

Familias que "brindaban" a diario con las chispeantes burbujas de "La Flor de Valencia". Una "gaseosa casera" que se presentaba con sellos de calidad e higiene, elaborada en unas instalaciones que significaban modernidad.

Y a través de las ondas las burbujas musicales se ofrecían durante las horas de comer en alegre deseo y en aras de que la felicidad fuese mayor, contenidas, eso sí, en un buen vaso de gaseosa, achampañada, cuando terminaba en su frugal cancioncilla aseverando aquello de:

¡Sola o con vino es deliciosa!

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