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lunes, 31 de marzo de 2014

JOYERIA GIMENEZ S.A. - LA DINÁMICA DE UN APELLIDO

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1889 - El apellido Giménez, desde finales del pasado siglo, se halla firmemente vinculado al comercio del reloj desde aquella antigua calle “Bajada de San Francisco” que desapareció en los años veinte.

D. José Maria Giménez Herrero, maestro relojero y de tradición artesanal, fundaba la antigua relojería dedicada a la venta y reparación de relojes. En ese año de 1889 se ponían los fundamentos de una firma comercial que, siguiendo la estructura familiar, continuaría con la comercialización de la relojería, poniendo a disposición del público valenciano unas dotes poco comunes en el conocimiento y especialización de un ramo en el que ha alcanzado altas cuotas de reconocida notoriedad.

D. José Maria Giménez Herrero ilustró a sus sucesores en los secretos del oficio, patentando una frase que venía a confirmar su espíritu de servicio al cliente “Este es un reloj para toda la vida”, cuya frase se podía entender como un certificado de garantía.

En la década del 1920 se alteró el rostro urbano de la ciudad, y la relojería Giménez se trasladó a la cercana calle de la Sangre. Allí, en el nuevo establecimiento estaba su hijo D. Juan Giménez Darós, quien con la maestría paterna introdujo nuevos capítulos de comercialización. Como los relojes públicos y otras modalidades de aparatos en relación con la medición del tiempo, aumentando la gama de artículos de la especialidad.

La Feria Muestrario Internacional exhibió en sus stands las muestras de la firma, cuando en aquel momento apenas si era utilizada. Se sirvió de la publicidad para promocionar sus fondos comerciales.
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Como nota de indiscutible valor, es necesario mencionar la instalación el 8 de mayo de 1928 de un reloj publico con especial características que era impulsado por electricidad en la fachada de la tienda. El reloj era de una precisión total y absoluta, recogido en un reportaje que publica un prestigioso diario de Valencia, titulado con cierta propiedad, “La hora oficial de Valencia”.
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La generación de la postguerra, ya en pleno desarrollo, fue representada por D. Francisco Giménez Vicent, quien encarna la característica de esa nueva generación. La firma Giménez abre el nuevo establecimiento en el nº 16 de la Plaza del Caudillo iniciando con fuerza un periodo de afianzamiento y progresivo avance en cuyas lujosas vitrinas de moderna configuración, se exhiben las más famosas marcas del mundo, como Patek Philippe, Longines, Omega, Cyma, y otras que representan a los más importantes y renombrados productos suizos, algunos de ellos comercializados en exclusiva, al tiempo que se abre un tercer establecimiento en la calle Colon nº 2, con el reconocimiento de la firma GIMENEZ y la misma gama de productos, que cerraría varios años después. En el año 1963 se incorpora en exclusiva la marca Rolex, cuya fama mundial aleja cualquier duda.
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En esos escaparates mostrando el rostro de la firma al exterior, ofrecen además el muestrario más sorprendente, ya no sólo de relojes, sino de las joyas más exquisitas, causando un enorme impacto visual, confirmando una vez más el prestigio de unos establecimientos a los que los años les ha conferido esa especialidad que presta la profesionalidad en cuanto a calidad y servicio.

En el año 1965 al fallecer D. Francisco Giménez Vicent, sus hijos, los hermanos Francisco y Carlos Giménez Vendrell, toman la dirección de la cadena de establecimientos, enriqueciendo la calidad, de la media a la “alta joyería”. En 1969 tras la ampliación que realizan al absorber el local contiguo, realizan una nueva y moderna decoración, ampliando las firmas de Cartier y Dupont. Completando así la excelente imagen de su establecimiento.
 
Este presente prometedor de un futuro brillante, cristaliza con una nueva tienda situada en la calle Colon nº 35 de Valencia, incrementado si cabe, aún más, la espectacularidad y elegancia en el mundo de la alta “relojería y joyería”, ampliándose y acaparando las más importantes marcas como son: Rolex, Cartier, Piaget, Bulgari, Patek Philippe, Vacheron Constantin, Baume Mercier, Tudor, Tag-Heur- Montblanc, Frank Muller, Hublot, Versace, Locman, Kronos.
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Esa firma que un día ya lejano naciera en la Bajada de San Francisco, en el corazón de esta ciudad, está cubriendo una nueva etapa, aumentado con su iniciativa el buen hacer, la dignidad y el decoro de una actividad comercial, que habiendo nacido de las manos de un artesano relojero, ha ido creciendo en entidad e importancia a través de los integrantes de un apellido, que sin olvidar a quienes les legaron su firme voluntad de triunfo y sus conocimientos, han ido progresivamente acrecentando el valor y la solidez de lo que hoy se destaca ya en el camino que conduce al futuro.
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No obstante, como todo lo que nace y crece, en casi todos los casos tiene un fin, y la JOYERIA GIMENEZ no iba a ser menos. Por lo que este establecimiento de más de 135 años de la plaza del Ayuntamiento llega a su fin establecido para el próximo día 30 de junio del 2014, bajo la dirección del gerente Francisco Giménez Vendrell, que debido a su edad (pues ya ha superado los 68 años) se ha decidido por el cierre de un establecimiento que fue antaño el santo y seña de la clase, estilo y moda en la alta relojería y joyería de la ciudad de Valencia. Mientras que permanecerá el situado en la calle Colón.

Texto – Toni Catalá

domingo, 30 de marzo de 2014

LA UNIÓN NAVAL DE LEVANTE

Astilleros en el puerto de Valencia. 1935

1935 - La Unión Naval de Levante vio su luz gracias a la firme decisión de su primer presidente D. José Juan Domine, de unir en una a las diferentes compañías navieras para alcanzar nuevos objetivos y de mayor alcance, al tiempo que era de utilidad para una mejor y más directa atención a los buques de la Compañía Transmediterránea, de la que también era su presidente, así como a los de otras compañías de navegación.
Astilleros en el puerto de Valencia, 1935

La Junta de Obras del Puerto de Valencia dio su visto bueno para la concesión de los terrenos situados junto al malecón del Turia y el Muelle de Poniente, toda vez que vislumbró la gran importancia que suponía tanto para el puerto como para la ciudad, la instalación de unos astilleros de máximo nivel.

Fue así como en 1924 se constituyó la UNL, que de inmediato inicio su actividad, siendo el Ciudad de Algeciras, que en un principio tuvo el nombre de Miguel Primo de Rivera, el primer buque construido en el astillero cuya botadura tuvo efecto un 28 de julio de 1926. En su trayectoria de casi un siglo, la UNL tuvo periodos de una gran actividad fabril, hasta que la competencia asiática hizo que entrara en retroceso para finiquitar su vida en 2010, bajo la presidencia de D. Vicente Boluda.

Archivo de Rafael Solaz

sábado, 29 de marzo de 2014

LA GEPERUDETA

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En sus primeros años y desde 1416 la imagen de la Virgen de los Desamparados era la de una figura yacente que situaban encima del féretro de quienes desde el hospital de los “Ignoscents, Folls e Orats” así como a los ajusticiados, eran conducidos a su última morada.

Para su mejor contemplación le ponían una almohada que elevaba su cabeza. Por ello, una vez erguida, adoptaba una posición inclinada que motivó fuera conocida con el cariñoso nombre de “la Geperudeta”. 

Desde su “origen angelical” atribuido a la leyenda de su creación por obra de tres peregrinos que se ofrecieron a ello en el siglo XV, y que tras su desaparición tuvieran la condición de ángeles, tuvo varias restauraciones. Su imagen se conserva tras algunas modificaciones efectuadas en momentos singulares de su ya larga vida, protegida con la realización de otras reproducciones útiles para sus actos procesionales y festivos fuera de su basílica. 

Recientemente ha sido sometida a una rigurosa restauración por la que ha recobrado el aspecto gótico de su creación.

viernes, 28 de marzo de 2014

CRÓNICA DE UNA TARDE – TABLA RODONA, HISTORIA Y BIBLIOFILIA

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La Sociedad Bibliográfica Valenciana Jerónimo Galés, ha celebrado su XX aniversario con unas Jornadas de Bibliofilia en el Aula Magna de la Universidad de Valencia, en los días 26 y 27 del corriente mes, en continuadas “tablas rodonas” en las que han participado diversas autoridades relacionadas con el mundo de los libros. Para conmemorar el feliz aniversario, la Sociedad Bibliográfica ha editado 157 ejemplares del original plano de Cassaus de 1695, del que sólo existe un ejemplar en el mundo, propiedad del archivo de José Huguet, quien lo ha cedido para su reedición. El plano de José Francisco Cassaus, ha sido mencionado en las diversas ponencias celebradas en estas Jornadas de Bibliografía.

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En la tarde del día 26 y bajo la batuta de Rafael Solaz, Presidente de la Sociedad, librero y aprendiz de todo, como él mismo se define, han sido varios los ponentes que han versado sobre aspectos de mayor interés en la historia de la bibliofilia valenciana, principalmente.
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Rafael Solaz nos ha hablado en primer lugar de ese anaquel mágico conocido como “el infernet de les biblioteques”: el lugar donde en diferentes momentos históricos ha dado cobijo a un conjunto de libros prohibidos, que por su temática morbosa unas veces, otras lasciva, irreverente y escatológica, ácidos contra los poderes establecidos siempre, perseguidos por la Inquisición y escondidos para su mejor resguardo y defensa de sus dueños, conformaban un rincón aparte en las bibliotecas particulares. Y no sólo en las privadas, pues tras destruir los ejemplares hallados, en muchas ocasiones de revistas de aparición efímera, uno de ellos pasaba a poder de los religiosos, quienes de esta forma procuraban su particular “infernet de biblioteca”. Concepto éste de gran interés que el ponente ha alumbrado con variados detalles anecdóticos de diferentes periodos históricos.

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MANIFIESTO DELOS PERSAS 1914
A continuación, Ricardo Rodrigo y Pilar Pérez han disertado sobre “los coloquios valencianos en la guerra de la Independencia”, que se caracterizaban por el insulto al francés y por su interés en ridiculizar la figura de Napoleón Bonaparte. Los coloquios se teatralizaban creando dos personajes que básicamente personificaban las figuras enfrentadas de un “llaurador” y un personaje culto. La imprenta Brusola se caracterizó por sus pensamientos reaccionarios, así como el periódico “El Fernandino” que glosaba la figura de Fernando VII quien a su llegada a Valencia y en su primera decisión, abolió de inmediato la Constitución liberal de Cádiz, mediante el “manifiesto de los persas”.

De autoría anónima, tras el regreso del “Deseado”, saltaron a la palestra los personajes de Chilo y Pacalo, quienes reflexionaban sobre el buen recibimiento que con todo tipo de agasajos Valencia había dado al monarca, a diferencia de los pueblos por los que había pasado desde su entrada por Gerona, en su camino a Valencia, donde se iba a fraguar la vuelta al absolutismo, lo que significaba la mayor riqueza que ostentaba la ciudad del Turia en versión de aquel dúo imaginario.
 
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Miguel C. Muñoz, de la Universidad de Valencia, tomó a continuación la palabra para ilustrarnos sobre la relación que tuvo la Bibliofilia con las desamortizaciones del siglo XIX, destacando en principio la importancia de recabar todo el saber que se encontraba en los libros hallados en conventos y monasterios, como lugares de privilegio y para su recopilación; importantes colecciones que habían sido logradas por la necesidad intelectual de los religiosos, como es el caso de los dominicos del Convento de Santo Domingo; también por haber heredado riquísimas bibliotecas concentradas en el Monasterio de San Miguel y de los Reyes, o en la Cartuja de Porta Coeli, que fue refugio de piezas de singular rareza, especialmente las últimas páginas de la “Biblia Valenciana” de Bonifacio Ferrer, gracias a que el Padre Juan Bautista Civera, insertara sus última páginas (las únicas existentes) en el libro “Los anales de la Cartuja”, que ha llegado hasta nuestros días en los que permanece en la Hispanic Society de Nueva York.

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Desamortización que supuso el acto jurídico por el que los bienes amortizados pasaban a ser libres y de propiedad particular ordinaria. Con la de Mendizábal de 1835, los bienes nacionalizados, propiedad de conventos y monasterios, quedaban destinados a la extinción de la deuda pública, con la excepción de los archivos, cuadros, libros y demás objetos pertenecientes a los institutos de ciencias y artes con destino final a las bibliotecas de instrucción pública. Desamortización por otra parte, que se vio envuelta por una muy censurable rapacidad. Muchos de los libros y en una cantidad muy importante que igual pudo alcanzar, incluso superar, los 50.000 libros, no ingresaron en la biblioteca universitaria por los robos producidos por diferentes modos y motivos, como también por las ocultaciones de los propios religiosos, o por haber sido vendidos a peso por el propio Estado.

Miguel C. Muñoz finalizó su ponencia mencionando diversos personajes que tuvieron su importancia en el proceso desamortizador, como Joan Churat i Sauri,”l’home de brusa” quien en la segunda mitad del siglo XIX adquiría libros a bajo precio por las “paraetas” que visitaba, cuando aún le sobraban monedas en su “brusa de treballador”; o el bedel Gregorio Fuster y Jordan, que en su auxilio a los comisionados de la Universidad, consiguió ejemplares de gran valor para su colección privada.

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Vicente Pons, Archivero de la Catedral de Valencia, expuso su ponencia en rededor de los libros menores editados entre los siglos XVII al XIX, pero no por ello de menor importancia, como fueron “les Gallofes”, ediciones producidas en imprentas artesanales, con una muy interesante tipografía y diversidad de temas cuya técnica se iba perfeccionando con el paso del tiempo, citando a los impresores relacionados con la Catedral, como Monfort y Josep Rius, mencionando la historia de la imprenta y sus avatares en aquellos años.

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Finalmente, Germán Ramírez, profesor de la  Universidad de Valencia y especialista en el siglo XIX, disertó haciendo hincapié en la importancia que tenía para los franceses encontrar el plano de Cassaus, por la información que facilitaba acerca de las alquerías torno a la ciudad de Valencia con minuciosidad de detalles. Tras hacer gestiones en el Ayuntamiento y Cabildo, no pudieron encontrarlo, lo que no les privó de recorrer todas las alquerías para recaudar 200 millones de reales como sanción impuesta a los valencianos por la muerte de los franceses residentes en la ciudad en 1808, cuando el primer intento del ejército francés por tomar Valencia.

Tras abundar en un rico anecdotario de la época, el profesor universitario dio por finalizada la “tabla rodona” en la tarde del miércoles.

Fotografías de Javier Luna

jueves, 27 de marzo de 2014

EL CORO DE NUESTRA CATEDRAL

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1915 - De la construcción del coro de la Catedral de Valencia se encargaron los maestros mallorquines Francisco Tosquella y su padre Bernat Tosquella a partir de 1384, como lugar donde se sentaba la jerarquía eclesiástica para sus ceremonias, así como también procurar a los canónigos de un espacio de devoción privada. En sus orígenes el coro se situaba en el presbiterio, trasladándose hacia el crucero al necesitar de un mayor espacio debido al aumento de sus participantes, para ubicarse con posterioridad en el centro del templo, tal y como es el caso de nuestra Catedral, que fue extendiendo su superficie hasta situarse entre la segunda y tercera crujía, inmediatamente después del crucero, debido a que en el momento de su construcción, faltaba por completarse el último tramo del templo, con la torre del Miguelete exenta.
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Con su instalación definitiva y su exuberante decoración, la nave central tuvo un cambio radical, teniendo en cuenta que la primitiva sillería del coro fue reemplazada en su totalidad a principio del siglo XVII por el carpintero Domingo Fernández de Ayarza, permaneciendo hasta 1940, cuando el coro fue eliminado y el trascoro trasladado al Aula Capitular de la Seu. En las fotos del primer tercio del siglo XX vemos el aspecto que ofrecía.

miércoles, 26 de marzo de 2014

LA PRIMERA VEZ EN EL MUNDO

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Año 1934. Desde principios del siglo 20 la aviación soñaba con disponer de una aeronave que despegara y aterrizara verticalmente. Grandes empresas internacionales y los mejores expertos se habían enfrentado con el problema sin resolverlo. Un murciano, Juan de la Cierva, encontró la solución al crear el primer rotor cuya cabeza disponía de dos articulaciones (batimiento y arrastre), convirtiendo en realidad los cálculos sobre el papel plasmados en su Engineering Theory.
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Como era de imaginar el Ejército del Aire estaba muy interesado en su trabajo y necesitaba una demostración. El 7 de marzo de 1934 la Cierva despegó del aeropuerto de Manises con su G-ACIO, cruzó por el centro de la capital valenciana ante la expectación de sus habitantes llegando hasta el puerto, allí le esperaba el buque Dédalo, el autogiro descendió verticalmente sobre su cubierta antes exclamaciones de asombro y gritos de sorpresa, después y del mismo modo se elevó en el aire.
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Así hace 80 años Valencia fue testigo del primer aparato que consiguió tal prodigio en el mundo. Los observadores militares quedaron impresionados.
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Texto: Paco Mañez

martes, 25 de marzo de 2014

DR. GÓMEZ FERRER, PEDIATRA Y HUMANITARIO

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1924 - Catedrático de Pediatría por la Universidad de Valencia, fue una institución en su asistencia al mundo infantil, destacando en todos los campos y en especial por su lucha contra la poliomielitis que tantas secuelas estaba dejando en la juventud.

Ha pasado casi un siglo, y en Valencia se le sigue recordando como se demuestra por la exposiciones y homenajes en fechas señaladas en referencia a su humanitaria vida profesional, en la que no era extraña su asistencia a los desfavorecidos y de forma gratuita. 

La foto de su entierro en junio de 1924 y la masiva asistencia de todas las clases sociales, así como de las primeras autoridades, en una comitiva que desde la Catedral, se trasladaba al Ayuntamiento por la calle de San Vicente, nos indica la gran humanidad que desde su consulta de la calle Conde Salvatierra dispensó con suma profesionalidad a la Valencia de su tiempo, que agradecida a su persona le erigió un monumento en el jardín de la Glorieta.

lunes, 24 de marzo de 2014

VALENCIA, CAPITAL DE LA GUITARRA MODERNA

Guitarra valenciana_1919 teleforo julve

1919 – FÁBRICA DE GUITARRAS

1919 - En la historia de la guitarra moderna, la producción mundial no puede entenderse sin otorgar a Valencia la importancia que se merece. Para calcular su aportación, baste el dato que durante más de un siglo, desde mediados del siglo XIX, hasta el último tercio del XX, se conocen más de doscientos artesanos de cuyas manos surgieron guitarras que abastecieron al mundo entero. Y es en este periodo cuando se puede decir sin retórica alguna, que Valencia fue la capital de la guitarra moderna, tanto en cuanto en un radio de acción de diez kilómetros de la ciudad de Valencia, fueron estableciéndose los diferentes talleres con su contribución musical, en análoga manera a que de las bandas musicales de la Comunidad Valenciana se han ido nutriendo las más importantes orquestas musicales.
Guitarra valenciana_Cantaora Pepica Bayona Gomis La Bayona. Ca. 1915
 
Entre los que más reconocimiento tuvieron fueron Salvador Ibañez y Telesforo Julve, de cuyos talleres salieron los aprendices que tanto contribuyeron a expandir la profesión.  Sin desdeñar a Pau y Lisard y Sentchordi, anteriores en los años. Al igual que los hermanos Ricardo y Vicente Sanchis, por separado, también de gran prestigio. Para demostrar la importancia que tuvieron en la época cabe destacar que incluso José Ramírez I, el padre de la famosa saga de  guitarreros madrileños, se suministraba en los años veinte de talleres valencianos.



Pepita Bayona Gomis, la  Bayona 
Archivo de Rafael Solaz  - 1915

Guitarra valencianana_ El fabricante de guitarras Agustí Gaspar y Estrella Guzmán. Arxiu Rafael Sena i Guzman. 1942
1942 – Agustí Gaspar y Estrella Guzmán
Fabricante de guitarras valenciano
Archivo de Rafael Solaz

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Foto de J. Laurent, lienzo de José Benlliure
Siglo XIX


Fuente: Ton Bogaard y The Vihuela de Mano and the Spanish Guitar.

domingo, 23 de marzo de 2014

LOS FELICES AÑOS 20

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1925 - Los felices años veinte quedan reflejados en esta instantánea del centro comercial de una ciudad que exultante se abría al futuro, merced al impulso que una Exposición Regional había generado apenas hacía una década.  Los coches anuncian su protagonismo como futuros dueños del asfalto. En los interiores de la Isla de Cuba se invita a los valencianos a nuevas formas de consumo acordes a las grandes urbes. En las aceras, los valencianos denotan la actividad urbana y un coche de línea une a Valencia con la Malvarrosa. Calzados, plata y frutas se ofrecen, mientras, cesta al hombro y cargado, un vecino traslada su mercancía, tanto en cuanto significa la impronta provinciana de una ciudad que pretendía dejar de serlo. Santa Catalina anuncia que en veinte minutos serán las dos de la tarde. Hora de estar en casa, la de comer.

sábado, 22 de marzo de 2014

LA POSADA DEL SOL

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1880 - En el camino de Cuarte, y antes de entrar por su puerta, a la izquierda, se encontraba esta vieja posada: La Posada del Sol. Habían varias dentro de sus murallas, pero ésta estaba fuera de ellas o en Cuarte extramuros o de afuera, como así se denominaba. La fotografía que antecede de 1880, seguramente, ya contempló el ataque francés, del Mariscal Suchet en 1808 a la ciudad. Un tosco cartel de madera, anunciaba el establecimiento.
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Allí paraban los arrieros que desde las tierras manchegas del sur de Cuenca, y de la denominada “Manchuela”, venían a Valencia con sus cargamentos. Se alojaban en modestas habitaciones, y en sus pesebres a sus caballerías.
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Otra fotografía del lugar, con toma más amplia, nos da idea de aquella Valencia con calles sin pavimentar. Enfrente de la Posada existió un Colegio Público de Niños y Niñas. Con el transcurrir de los años, esta vieja posada fue derribada. Se construyó una nueva finca, y la posada de nuestro relato, continuó con sus funciones de hospedaje en el nuevo inmueble. Ya empezaron a aparecer los camiones, y con ellos a desaparecer los carros y sus caballerías. Los arrieros se convirtieron en “chóferes”. Esas calles y sus alrededores, empezaron a llenarse de vehículos cargados con pacas de dorada paja de los cereales, de nuestra querida y admirada Mancha; aunque siguió nuestra Posada dando cobijo a esos conductores en sus habitaciones.
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Vemos a la izquierda la nave, que hacia el interior del patio de manzana, tenía la Posada del Sol. En la calle Turia, se edificó una nueva finca, y nuestra nave de la fotografía, enseguida se conectó a esos locales, con lo que nuestra posada amplió sus locales. Llegado a éste punto, ya tenemos a la antigua Posada del Sol, con salida a la calle Turia. Siguiendo con su tradición, digamos “hotelera”, acondicionaron habitaciones en el nuevo inmueble, y siguió con esas funciones. Pasan los años, y los prebostes municipales, deciden trasladar los camiones a la zona del Mercado de Abastos, con lo cual, no pueden a acudir a nuestra Posada; pero sus propietarios deciden, convertirla en cochera, tanto para camiones como para coches. Entonces deciden dar los servicios propios de los garajes, como es lavadero, mantenimientos de vehículos, etc. Aquí es donde se diluye la función de la Posada del Sol, que desde sus inicios ha marcado esa zona de la calle Cuarte, con sus trasiegos arrieros.

Texto: GERMÁN GÓMEZ.

viernes, 21 de marzo de 2014

EL TEATRO DE LA PRINCESA

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1862 - Valencia tenía desde el año 1832 como importante coliseo en la calle de las Barcas, el Teatro Principal. 

Fue un 20 de diciembre de 1853, el día del cumpleaños de la infanta de España, popularmente conocida como la Chata, Isabel de Borbón, cuando se inauguró y en su nombre, el teatro de la Princesa, construido sobre los terrenos del Convento de la Puridad. 

De su construcción se había encargado Mateo Tomasí, según el proyecto del arquitecto José Zacarías Camaña y para su estreno se recurrió a la comedia “El arte de hacer fortuna” de Tomás Rodríguez Rubí. Aunque de menor superficie, su aspecto era análogo al del Principal. 

Con la revolución de la “Gloriosa” de 1868, cambió su nombre al de La Libertad, hasta 1875 que volvió a ostentar el de su inicio. Tuvo mucha animación por la proximidad del mercado, junto a la actividad comercial de sus alrededores. 

Con la llegada del cine proyectó películas en el año 1896, cuando ya otros teatros funcionaban en la ciudad. 

El cartel de 1862, nos indica su dedicación como teatro, función a la que se dedicó en sus últimos años de ejercicio y que había retomado en la década de los setenta del pasado siglo.

jueves, 20 de marzo de 2014

CUENTO DE HADAS

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Fuente - New York : Binternational Telephone and Telegraph Corporation, cop. 1927.
(Con mi agradecimiento a Paco Mañez por su información)

1967 - Mientras Risalda humedecía sus labios en la lámina de agua, unas gotas cayeron sobre sus alas.

De inmediato voló y se posó sobre la taza de la fuente de las Cuatro Estaciones, agitó sus alas y segundos después emprendió su vuelo hacia el castillo. 

Sobrevoló la cerca y cogió nueva fuerza, reposando en el tronco de la palmera que el sol de la tarde sombreaba sobre la espigada torre del palacio.

Decidida, reanudó su vuelo para penetrar por el gran portalón, ya desnudo de puertas, por el que unos hombres salían cargados con muebles y enseres que habían vestido su interior, donde la rica colección de cerámica de sus paredes había desaparecido. 


Voló por la amplia escalera -¡vaya si la conocía!- hacia el primer piso, algo molesta por el polvo que le llovía.  Se adhirió al eslabón de una cadena que otrora había sujetado una suntuosa lámpara de bronce, se aligeró de las motas y reprendió el vuelo hacia lo alto de la torre. 

Los camiones dispuestos ya se habían apoderado del jardín. Todo era desolador. 

Risalda no iba a poder olvidarse de tanta belleza y por eso quería que disfrutaran sus ojos mientras el Palacio de Ripalda se mantuviera en pie.

miércoles, 19 de marzo de 2014

EL ARTISTA FALLERO

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Regino Mas
1955 - Es lo cierto que al calor de la “cremá” y al observar el baile de las pavesas, el artista fallero se da cita con sus musas. En ese preciso instante se inspirará en su próxima obra de arte e ingenio que llevará a cabo en el nuevo ejercicio que comienza en ese momento. El artista fallero igual es capaz de crear con sus manos la más satírica y barroca crítica vecinal, puesta de manifiesto con el "ninot" y el monumento fallero, como de propiciar la engalanada carroza que lucirá su belleza en festivas cabalgatas.











El arte y el ingenio, la sátira y la fiesta, necesitan más que nunca de sus delicadas manos, pero ello no sería posible sin la dedicación del artista fallero que ha nacido y crecido entre lápices y bocetos, entre barro y escayolas, entre maderas y cartón, entre pinturas y esmaltes.

Con su entusiasmo y sobre los andamios o a caballo de escaleras, llegará el momento de la “plantá” de un monumento que durante cuatro días fascinará a una ciudad apretujada de gente en la “nit del foc”, y en la que hoy, al final del día de San José, se iluminará y pincelará en su noche con la “cremá” de las fallas, fruto al trabajo de un año, que no termina, sino que comienza.

El artista fallero necesita de la “cremá” tanto como los valencianos de una fiesta universal que se elabora con el  estruendo de sus mascletás, de su arte, de su música e ingenio, resurgiendo del fuego.

martes, 18 de marzo de 2014

LA TIENDA DE SAN RAFAEL

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Archivo de Rafael Solaz

1900 - Aquella tarde, la de 31 de diciembre, era muy especial. Era la última de un año en el que se habían tramado todo tipo de artificios tendentes a que fueran la comidilla de los últimos meses; mientras que en los días recientes habían alcanzado el grado de apocalípticos. La llegada del 1901 había atemorizado a mucha gente y había quienes corrían a esconderse en sus casas. ¡Cómo si ello les diera garantías!  En cambio para mí, como todos los fines de año,  era el de uno más y allí estaba, ante la Tienda de San Rafael a pie de la Torre de Santa Catalina, el entrañable comercio de Burguet y Bonet con las alas del arcángel tan acogedoras siempre para su fiel clientela. Anunciaba toda clase de “objetos artísticos y de capricho para regalos”, que tenía que acoplar a mi escaso presupuesto para elegir mis obsequios al entorno familiar. Sin embargo, era la llegada de un nuevo siglo y había que celebrarlo  de forma especial, estirando algo la manga y por supuesto, ¡fuera de tanta superchería!

lunes, 17 de marzo de 2014

¡AZAHAR Y PÓLVORA!

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Ca 1900 - Recordar es volver a traer al presente, en nuestras mentes, hechos, imágenes que ocurrieron hace tiempo. Un objeto, una persona, una asociación de ideas, un sabor, un olor… Valencia olía a azahar. Ya son pocos los campos de naranjos que rodean la ciudad y nos traían ese aroma en primavera. Hay otro olor muy nuestro y es el de la pólvora.

¿Cómo nos gusta tanto?

A la mayoría de niños valencianos, desde muy pequeños, nos han acostumbrado a ir al mediodía a las mascletás. Nos decían que no nos tapáramos los oídos, que abriéramos la boca para que no se nos reventaran los tímpanos. ¡Qué burradas! Pero nos metieron en el cuerpo la afición, el gusto por esos espectáculos de sonidos tremendos, que poca gente llega a soportar y comprender. No son ya esos castillos que tienen colorines y hacen tan bonitas las palmeras de chispas, que también, pero lo que nos encanta es esa serie de masclets ruidosos, con su compás y su “terratremol”, incluso una simple tira de traca deja en el aire ese aroma que desde siempre forma parte de nuestros recuerdos.

Texto – Pilar Martínez Olmos

domingo, 16 de marzo de 2014

VALENCIA EN FALLAS

VALENCIA EN FALLAS Plaça de l'Ajuntament, 1950

1950 - Llegan los días de fallas y la plaza del Ayuntamiento muta su piel, la circulación rodada va desapareciendo y ríos de gente aparecen para inundar el centro neurálgico de la ciudad ya en fallas, convertido en un mar de fiesta y de alegría con sus olas de arte y espumarajos de pólvora. Igual sucedía en 1950 cuando la “tortada de Goerlich” vestía a la plaza con su mejor gala, y en la acera del Suizo remansaban los invitados en perenne actitud. El yugo y las flechas del Ateneo Mercantil era el tic tac que indicaba una época, mientras que el edificio del Gran Hotel y la Fonda de España ignoraba que un horroroso heredero le iba a hacer aún más bello. En la balaustrada circular los más agotados reposan sus brazos y escudriñan el ingenio de un monumento que cada año resurge de sus cenizas, mientras que en hormigueo incesante y para reponer sus fuerzas, el agotado caminante bien acude a Casa Barrachina a por un tazón de chocolate, o bien se dirige al Rialto donde en sus puertas, la buñolera con blanco delantal creará con sus dedos y en barroca figura la más apetitosa insignia de nuestras fiestas falleras: el "bunyol". Arte e ingenio, Goerlich y su tortada. Huele a pólvora.
¡Las Fallas!
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1904 – Falla calle Cadirers
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Años 30

Valencia en fallas  1968 falla angel guimera
1968 – Ángel Guimerá

Valencia en fallas 1975 falla na jordana
1975 – Falla Na Jordana

ARCHIVO DE RAFAEL SOLAZ

sábado, 15 de marzo de 2014

EL NINOT INDULTAT

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1934 - El "ninot" representa la esencia de la falla, toda vez que en su expresividad crítica, en la gracia que muestra y en su artístico acabado se condensa el auténtico espíritu fallero de la mano de su autor. Antiguamente se hacían a partir de una estructura de madera con rellenos de paja que se vestían con vestidos de tela y caretas de cartón. A mediados del XIX se recurrió a la cera para la cara y manos. No sería hasta 1953 cuando Juan Huerta modeló el primer "ninot" terminado en su integridad de cartón-piedra. Después llegó el poliéster y a finales de los ochenta, Vicente Almela introdujo el corcho blanco para el modelado.

Y fue en 1934, a partir de la idea del artista fallero Regino Mas, cuando por votación popular se designó el mejor "ninot" de cada ejercicio, para ser indultado del fuego con su destino a formar parte de un Museo Fallero, donde el “ninot indultat” –pues con este nombre sería conocido cada año el vencedor- se iría a mostrar de forma permanente y para su recuerdo, al que se le uniría desde 1963 el de las fallas infantiles. Vicente Benedito fue el vencedor en los tres primeros años que, con los títulos que se indican en cada una de las fotos, formaban parte de la falla de la comisión de la Plaza del Mercado.

¡Triplete en autor y en la misma falla!
 
(Mi agradecimiento a Javi Mozas por la información facilitada)

viernes, 14 de marzo de 2014

LAS FALLERITAS

las falleritas. Foto Boldún. Ca. 1930

Archivo de Rafael Solaz

Ca. 1930 - ¿Qué miran como algo o bastante serias? Claro, porque son falleras y esto es muy importante, porque significan que ya desde corta edad se participa de la fiesta, porque con su presencia queda claro que la fiesta no tiene edad fija, sino que es de todas las edades, porque con su inocencia la fiesta gana en ternura, porque son presente y al mismo tiempo futuro, porque son la mejor garantía de continuidad para unas fiestas que en sus falleras se concentra la belleza y la gracia de su paso alegre, abanico en mano, con todo el desparpajo propio de la mujer valenciana que lleva en su alma desde la más corta edad. El posado de estudio de 1930 sigue vigente en cualquier establecimiento fotográfico de barrio, como lo será siempre. Las falleritas que un día serán mayores, enalteciendo su fiesta.

jueves, 13 de marzo de 2014

LA TRACA

la traca 1916

1916 - La Traca fue un semanario que vio la luz a finales de 1884. De corte satírico, se apoyaba, como otros de la época, en las tradiciones culturales que a lo largo del siglo y en diversas publicaciones de cortas tiradas, algunas con mayor éxito, habían contribuido a la existencia de un movimiento literario sin grandes pretensiones, en el que la lengua valenciana castellanizada era la imperante. 

Habían destacado las editadas por el escritor de Sueca, Bernat y Baldovi, quien tanto tuvo que ver con los "llibrets de falles". 

La Traca, publicación anticlerical, tuvo una gran aceptación popular y fue clausurada en diferentes momentos de la restauración borbónica. En sus diversas etapas, alcanzó mayor fama ante la opinión pública a partir de 1911 de la mano de Vicent Miquel Carceller, quien también tuvo sus problemas por continuar en su línea anterior, utilizando hasta su cierre (que no sería el definitivo) en el año 1924 con la dictadura de Primo de Rivera un valenciano de "espardenya", muy propio de la época.

Es con la II República cuando alcanza mayor tirada, editándose en castellano y ampliando su difusión, incluso en la guerra civil, cuyo final significó el propio de la Traca, toda vez que hasta su último momento mantuvo su línea anticlerical de siempre. 

Vemos una de las portadas de 1916 perteneciente a su segunda etapa editorial.